Con el GMAT, ¡si se puede!
Se han preguntado, ¿por qué el GMAT es el examen más difícil que rendirás en tu vida? Para empezar, este examen es un requisito fundamental para postular a diferentes maestrías especializadas y MBAs a nivel mundial. Consiste en una serie de preguntas que medirán tus conocimientos y, sobre todo, tu capacidad para enfrentar este gran desafío pues esperan que respondas absolutamente todas las preguntas que realizan en el tiempo establecido.
Prepararse para este examen, es como entrenar para la maratón, no es algo que se hace en nueve días, en especial si se quiere obtener un puntaje alto. La clave para conseguirlo está en “practicar, practicar y practicar” el tema. Hay que darle con fuerza, ser constante, estudiar los errores que cometes y aprender a identificar herramientas que te ayudarán a rendir adecuadamente el examen.
El problema está cuando las personas no le dedican el tiempo suficiente para hacer todo este proceso, creen que con un par de “estudiadas” la harán genial, cuando la realidad es que, si no tienen el compromiso adecuado, no lograrán ningún buen resultado. Otro de los errores que se cometen, es que creen que enfocarse muy bien solamente en un área del examen es suficiente para tener un buen resultado, cuando la verdad es que es un “todo” pues debes demostrar que estás lo suficientemente preparado para afrontar adecuadamente el mundo profesional.
Es probable que en el transcurso de tu preparación quieras tirar la toalla, dar un paso al costado, no saber nada del GMAT y dejarlo ahí, como un buen recuerdo. Estos sentimientos y pensamientos, son totalmente normales; sin embargo, es en este momento donde uno debe sacar garra, mostrar templanza y continuar hacia el objetivo. Como mencionamos antes, esto es como un entrenamiento para la maratón, al principio a uno le cuesta agarrarle el ritmo; en algunas ocasiones, se empieza a dudar de las capacidades que uno tiene, pero después, se debe tener coraje y seguir avanzando.
Enfrentarse al GMAT no es tarea fácil, deben entrenarse muy bien para hacer las cosas en el tiempo dado. Asimismo, uno debe entrenar la mente para poder controlar nuestras emociones para que no nos jueguen una mala pasada en el momento menos esperado. Hay que ir fuertes al examen para afrontar todas las preguntas y responderlas con éxito.
Van a ser tiempos muy duros, de sacrificios, cuestionamientos y “nubes grises”, pero al final, luego de todo el proceso, los resultados y beneficios que uno obtiene por todo este entrenamiento, son más que satisfactorios.
Ser uno de los pocos valientes que asumen el compromiso de prepararse, a conciencia, y dar el GMAT, es un logro indescriptible por el nivel del examen y la madurez personal que uno debe tener para afrontarlo. Y si encima obtienes el puntaje deseado, simplemente, las puertas del mundo se te abrirán y estarás listo para conquistarlo.
Te vas a caer varias veces y no querrás seguir, pero lo importante es que tengas la perseverancia de levantarte y continuar. En la guerra contra el GMAT, el que debe quedar de pie, eres tú.