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"¡¡Oscar!! ¡¡Beca Completa en el MBA de Michigan!!"

Siempre supe que quería hacer una maestría. Sin embargo, por factores que nunca había cuestionado, asumí que la única alternativa accesible sería estudiar en el Perú, o, a lo sumo, alguna universidad extranjera pública. No fue hasta que mi hermano volvió de estudiar su maestría en España que comencé a explorar otras opciones. Mientras más aprendía sobre el proceso de aplicación, se hizo obvio que la parte más importante del proceso era el GMAT.

Buscando información sobre el GMAT, y utilizando mis contactos para obtener la mejor asesoría posible, entré en contacto con Oscar y el equipo de Master’s College, donde me explicaron que, gracias a mi buen desempeño en la universidad e inglés avanzado, podía postular a becas provistas por las mejores universidades de EEUU. La idea me parecía surreal, pero cuando el mismo Oscar me habló de su experiencia como becado en Tippie, Iowa, busqué en foros especializados y encontré más historias de éxito, lo cual me condujo a aceptar el desafío.

Buscando prepararme, me inscribí en un curso grupal y luego asesorías particulares. Los conceptos eran vagamente familiares, pero el modo de afrontar los problemas era totalmente diferente. Los profesores me brindaron las técnicas y el material para prepararme, pero, siendo sincera, mis resultados no mejoraron mucho desde mi prueba de entrada. Esto, por supuesto, me llevó a cuestionar todo y replantearme si este objetivo era realmente para mí. Justo por esa época pude asistir a eventos de universidades presentando sus programas de MBA, lo cual fue una experiencia muy motivadora. Pero volvía a estar en la misma duda: ¿cómo mejorar mi nota? Mi primera idea fue pedir más y más ejercicios, revisar material más diverso, buscar otros cursos, etc. Finalmente, lo que más me ayudó fue un consejo de mi profesor de Quant en Master’s College, Nicolás: “El mejor material es el oficial”, me dijo, “y no basta con que lo hayas resuelto una vez. Tienes que ser capaz de resolver cada problema de las guías en máximo 2 minutos. Una vez que logres eso, simplemente con ese material, habrás desarrollado las capacidades necesarias para sacar la nota que buscas en el GMAT”.

Obviamente fue más fácil decirlo que hacerlo. Como ya había hecho esos ejercicios antes, pensé que no me tomaría mucho tiempo. Tras dedicarle cuatro horas de un fin de semana, me di cuenta de que tenía la mitad de los ejercicios sin resolver o erróneos.

Mi reacción fue predecible: ¿¡Cómo!? ¡Si ya me los habían explicado!

Adicionalmente, hacerlos en condiciones similares a las de un examen y muchos días después era una cosa totalmente diferente; me di cuenta que tendría que dedicar mucho tiempo más a mis estudios. Me decidí a asignar cada minuto libre a estudiar. Esta era mi oportunidad y debía dar todo de mí para aprovecharla.

Una vez más, empecé desde cero. Cuando dominé la teoría, comencé con los ejercicios oficiales nuevamente. Tras completar los problemas, busque las soluciones oficiales y soluciones por Internet que se me hicieran más rápidas.

Tuve cada vez más respuestas correctas, y, poco a poco, después de resolver casi diez veces el material oficial, me quedé con unos cuantos ejercicios que no podía resolver correctamente ni en el tiempo adecuado (que era, para fines prácticos, lo mismo). Reconocer este límite fue lo que me permitió sacarle el mayor provecho a mis clases, pues pudimos dedicarle el tiempo a aquellos temas con los que necesitaba ayuda más personalizada. La recompensa se hizo obvia mientras los simulacros con resultados positivos se acumulaban y las horas sacrificadas para repasar los ejercicios se transformaban en un recuerdo alentador.

Finalmente, tras alcanzar la nota que buscaba en dos simulacros consecutivos, me inscribí para el examen. Ya había leído mucho con respecto a toda la mecánica, pero no puedo exagerar lo provechoso que fue ir antes a reconocer la zona y preguntar a la misma encargada sobre las consideraciones a tener en cuenta. Con mi examen programado para el mediodía, pude despertar temprano, tomar un buen desayuno y hacer un ejercicio de cada tipo (sin mirar las respuestas) para calentar. Llegué, esperé, y pasé por todas las verificaciones de rigor. La experiencia del examen mismo no fue tan diferente a la de los simulacros de GMATPrep, excepto por la parte de Integrated Reasoning, donde sí vi cosas nuevas que me costaron superar. Esperar a que imprimieran mi hoja con resultados fueron los minutos más largos de mi vida, pero lo obtuve: ¡740!

Volví a casa aliviada, pensando que ya tenía casi todo hecho, y tomé una semana de descanso antes de pensar en los exámenes de inglés, recuperando fuerzas y reencontrándome con los amigos que había dejado descuidados durante esos meses. ¡No sabía lo que me esperaba!

Cuando me puse seria con los exámenes de inglés, me encontré en la clásica disyuntiva entre IELTS y TOEFL. Dado que los requerimientos de las universidades a las que postulaba eran muy variados, decidí tomar ambos. En Master’s College me facilitaron un paquete de clases en las que pude estudiar ambos al mismo tiempo. A pesar de haberme alegrado mucho de haber dado el GMAT primero pues, como suelen mencionar, el resto cae por su propio peso, hay un punto que el GMAT no cubre: Speaking. Habían pasado años desde que había tenido una conversación larga en inglés, por lo que este punto se volvió mi principal debilidad.

Las clases fueron fundamentales para guiarme y enfocar mis esfuerzos en el tipo de habilidades que tenía que dominar. Después de todo, no esperan que hables como un nativo, sino que manejes una serie de competencias que te permitan desempeñarte cómodamente en el MBA. Tal y como durante la preparación para el GMAT, las clases no son nada si no pones de tu parte en casa. Tuve un par de semanas sin clases antes de dar el examen y recluté toda la ayuda que pude para practicar Speaking rigurosamente. El esfuerzo realmente pagó pues tanto en el TOEFL como en el IETLS obtuve un puntaje mayor al de mi último simulacro. Para aquellos que quieran elegir entre uno u otro, les diría que consideren si les es más fácil dar una entrevista con una persona en frente y escribir los ensayos a mano alzada, que es la modalidad del IELTS, o si se sienten cómodos con una prueba de Speaking frente a una computadora, rodeado de otras personas y tipeando sus ensayos, como se ejecuta el TOEFL.

Con todos los exámenes terminados, tomé un segundo descanso, durante el cual pude reflexionar sobre el proceso.

Muchas personas subestiman el tiempo y dedicación que deben dedicar a escribir ensayos. Nunca en mi vida había llegado a ese nivel de introspección, y revisar cuáles fueron los motivos para cada cosa que hiciste y cómo todo te llevo a buscar tus objetivos a corto y mediano plazo, no es poca cosa. El MBA debe ser el nexo natural entre ambos. Sinceramente, creo que este es un ejercicio que deben hacer incluso antes de prepararse para el GMAT, para saber si este paso tan importante es para ustedes. Afortunadamente, Oscar me guió en la definición de todas estas interrogantes.

Los primeros ensayos fueron los más difíciles. Puede ser que ya tengas en la cabeza la experiencia que usarás, pero llegar a transmitir los sentimientos y sucesos de forma que el lector pueda de verdad entender cabalmente lo que pasó no es cosa fácil, ¡y menos en 450 palabras o menos! Nuevamente, contar con ayuda que te dé feedback sobre si se entendió, qué sensación transmitiste, y finalmente si de verdad respondiste la pregunta es fundamental. Cuando Oscar me daba su opinión final, cerraba el ensayo y no miraba atrás.

Otro punto que no se debe olvidar es la recomendación. Cuando la universidad pide a tu jefe inmediato sabe que esta persona es no sólo con quien más interactuaste, sino también quien cumple usualmente la función dual de mentor y maestro, de modo que podrá dar una muy completa revisión sobre ti. Elige a la persona, pregúntale con la debida anticipación, cuéntale lo importante que es esta experiencia para ti, y pregúntale si tendrá el tiempo y disponibilidad para dedicarle a este favor. ¡Y no lo dejes solo! Si bien la recomendación la escribe totalmente él o ella, mantén el contacto frecuente, y conversen con respecto a todas experiencias que pasaron juntos, de modo que tenga inputs a la mano para responder todo lo que la universidad le indicó.

Con todo listo, envías tu postulación y juntas fuerzas para lo que con suerte vendrá: las entrevistas.

Toda la definición de objetivos y pasos realizada durante los ensayos fue vital para las entrevistas. Sin embargo, tuve que enfocarme mucho más. Recuerdo cuando Oscar me recomendaba respuestas más cortas y al punto. Esto fue un punto clave.

Al igual que en todos los pasos anteriores, practicar es indispensable. No únicamente uno solo en voz alta, sino con otras personas que te den feedback y sepan muy bien inglés, pues es algo que estarán evaluando también. Debes también tener claro cuáles son los puntos que más valoras en cada universidad y cómo estos aportan al logro de tus objetivos.

En términos de dificultad, para mí fue lo mismo que la entrevista fuera con un Adcom, un alumnus, o un MBA2. Cuando te dicen que una entrevista es como una primera cita entre la universidad y tú, no es mentira. Tras mi ronda de entrevistas, mi ranking personal de universidades cambió. Uno realmente puede sentir a la universidad a través de la persona que te entrevista. 

No imaginaba que casi un mes después de mi última entrevista, estaría recibiendo la maravillosa oportunidad de llevar un MBA con beca completa en una de las mejores universidades del mundo: University of Michigan. No fue nada fácil, y en cada una de las etapas pensé que probablemente estaba aspirando a algo inalcanzable. Por eso me encuentro muy agradecida con Master’s College, su grupo de profesores y colaboradores, quienes no sólo me dieron las herramientas para lograr este objetivo, sino que me alentaron en cada paso que daba, no dejando que me rindiera. Al final de todo este proceso puedo decir que he crecido como persona y profesional, además de haber comprobado que con esfuerzo y sacrificio hasta el sueño más lejano se puede hacer realidad.

- Yazmín Roncal (GMAT 740, TOEFL 113, IELTS 8)
Admitida al MBA Full Time de:
University of Michigan - Beca Completa ($128 700)
UCLA - Beca $40 000
IESE Business School - Beca 50%